Siento un vacío muy raro que no sabía que tendría, hablo con los demás y dicen que les da miedo pensar que de repente vas a aparecer sin avisar. Yo sueño muchas veces contigo. Apareces y eres fantasma, siempre dices cosas malas a los demás, hay algo que te tiene muy enfadado. Me canso de despertarme agobiada. Llevo varios meses soñando contigo, pensando en que todo esto iba a pasar y van pasando los días y me voy volviendo un poco menos cuerda, se me va poniendo una presión más constante en el pecho, aunque debo decir que mi concentración está como nunca en este último tiempo. No se si pensar que vas a ser la demostración de que los fantasmas existen (aunque hay una parte de mi que lo desea obsesivamente), no sé si creerme que eres tú cuando se apaga la luz, cuando noto un viento frío, cuando llega un olor que me gusta (aunque en realidad no me recuerde a ti porque tampoco me esmere en olerte nunca). He leído en mil sitios que cuando los ángeles vienen y se te ponen cerca todo esto puede pasar, pero a mi me abruma un agobio y una mala sensación. No se si estás castigado por irte de malas maneras, por no despedirte como debías, por no ponerle otra solución. Estás castigado vagando por este mundo, esperando darnos una respuesta, buscando como aprender los trucos para tener con nosotros toda esa comunicación. Me planteo cada día si los fantasmas pueden estar tristes, si después de muerto seguirás teniendo depresión, me planteo si tienes que aprender trucos de ente para asustar a la gente, si los otros fantasmas te están dando lo que aquí te dábamos aunque no lo vieses, toda esa cantidad de amor. Está todo tan raro sin ti, como si te hubieras ido de viaje y de repente fueses a volver como si nada, seguimos negando que tu cuerpo se fue en esa caja, que ahora eres cenizas. El viento te puede soplar y no se donde estás ni donde puedes acabar. A veces pienso qué hubiera sido si nos pudieras ver tan tristes, si estarías aquí al lado o lo volverías a intentar, si no te importamos o lo hacemos tanto que por eso preferiste la huida y muy entre comillas no dolernos más.
miércoles, 17 de enero de 2024
domingo, 14 de enero de 2024
Merecimiento
A veces pretendo que me leyeran la mente, como si riéndome a carcajadas y queriendo ser la chica más graciosa del mundo alguien pudiera dar por hecho que es el día más triste de últimamente y de repente se acercara para acariciarme el pelo, para dejar que apoyara la cabeza en sus piernas mientras juega en el sofá. La vida a veces se me hace bola y siempre que me veo fuera de ese podio que me invento siento que necesito destacar, que necesito hacer gracia, que necesito ser guapa, que si nadie me desea no sirvo para nada, soy un ente, soy mediocre, no soy nadie sin los demás. Me agobia la idea (que he tenido siempre) que si no soy la mejor no soy merecedora de cariño, de risa, de aprecio, con gente que conozco de primeras a veces miento porque si yo no confío en mi, ¿como lo van a hacer ellos? Me cuesta en el alma entender lo que quiero y pedirlo, no fingir que soy quien no soy. A veces dudo de quien soy y si en verdad soy la que finjo. Estoy harta de esa mentira de merecimiento que me afecta a lo que como, a lo que bebo, a lo que me besan. No se aceptar que la gente me dé sin que yo no haga algo para merecerme que me lo den y por eso no confío en ellos, porque creo que fingen para que yo no esté triste. Creo que el mundo me trata por pena, no se por que eso sí que lo acepto, aunque me duela. Quiero tantas cosas y no las consigo porque no las pregunto, me hecho tantas culpas luego por no hacerlo. Me siento muy católica por tener ese pensamiento. Me paso la vida huyendo por miedo, por no encajar en el pretexto, porque creo que todo lo que hago es anormal, que voy a molestar a todo el mundo con lo que pido. Hay partes de mi que anulo, me imagino que por deseabilidad social y al final lo que me pasa es que me pierdo, que me desconozco, que no me sé presentar. Quien coño soy, que quiero hacer con mi vida, no necesito caerle bien a nadie, solo tengo que ser yo misma. Es lo más complicado que he hecho nunca, pero si quiero vivir esto lo más acorde a mis ideas, tengo que admitir que no tengo celos porque abraces a otra gente, solo tengo miedo de que a mi ya no me quieras.
miércoles, 10 de enero de 2024
que ahora estabas bien
He sabido siempre bien
todo lo que me costaban esos esfuerzos
de los no que nos gritábamos a la cara,
de todos los sí que sabíamos en silencio
y me conocías desde aquel día que viste la foto
y te conocí aquel día que hablamos en los columpios
como si nos estuviésemos avisando
que había cosas que sólo entre nosotros podíamos entender.
Cada vez que perdía la paciencia había una palabra en tu boca que se descomponía perfecta, que sabía donde tocar, que sabía lo que significaba esa ira inmensa que se me clavaba. Tu tenías la cicatriz en tu costado, yo todavía tenía el puñal y hablando me lo estabas sacando. Acostumbrada a la herida me quede durante meses esperando que dieses un paso, que me hablaras de algo, que me preguntases quién soy.
Solo me ofrecías silencio, humor, comprensión y respuestas, siempre me falto algo de contacto.
Si yo no te criticaba, tú lo hacías,
si yo me quejaba estabas siempre al lado,
llegabas al sofá me mirabas, te reías,
me contabas a quien echabas de menos,
las cosas que notabas que te estaban faltando.
“Te lo cuento porque eres tú pero nunca se lo digas”
Se que todo lo que te conté te lo quedabas guardado,
¿Cuantos secretos te llevas?
¿Cuantas veces sin querer me has ayudado?
Sabía que queja que tenía, cosa que tú decías
para que se diesen cuenta, para que algo mejorara, aunque al final elegías la violencia,
te creías más que nadie “el fin justifica los medios”.
A mi nunca me has hecho daño,
no se si porque nunca has querido
o en realidad porque nunca me he dejado
y te molestaba que supiera huir cuando encendías,
la mecha tan corta que tenías colgando.
Te quería tanto que te decía casi siempre la verdad,
quería ayudarte a toda costa por que sabía lo que estabas pasando,
siempre diciendo que algo ocultabas,
que lo que hacías solo encajaba en un contexto psiquiátrico.
Nadie, ni tu nunca, me hizo caso,
pasabas, me llamabas lista,
querías que te siguiéramos cuidando.
No se cuantas veces has pedido ayuda,
no se cuantas veces intentaste saltar del barco,
no sabíamos curarte las dudas,
ni te dejabas abrazar llorando.
Cuantas conversaciones tuvimos
donde solo quería agarrarte la mano,
donde limpiar tus lágrimas era mi ansia,
cuando quererte pensaba que arreglaría tu daño.
Aquella noche mientras hacíamos la cena,
no dejamos de hablar, me pedias que no llorara,
te dije que había pensado tantas cosas
y me quede con tantas clavadas en los labios,
como me mirabas, como te reías,
porque por muy triste que estuvieras,
siempre te estabas riendo.
Quise entender lo que te hacía gracia,
lo que te parecía tierno de aquella situación,
tú sabías perfectamente por dónde iba,
siempre buscando la comparación.
Ejemplo de responsabilidad, manías,
orden, empatía.
El que se levantaba para colocar la mesa,
el que me ayudaba a recoger el salón.
Con el coche siempre limpio,
con el foco reparado,
con una lista de cosas que hacer,
un montón de viajes planeados,
un montón de cafés
y de macarrones inventados.
Se que tenías un millón de carencias,
que intentabas buscarlas
pero tampoco les dabas espacio,
nos tenías detrás todas las veces que quisieras
era mandar un whatsapp
y nos tenías buscándote, a la puerta de tu casa sentados,
en un pinar asomados a tu coche mirando
mientras decías que estabas durmiendo la siesta,
que no nos preocupáramos que ahora estabas bien.
sábado, 6 de enero de 2024
Entre medio de esa niebla está tu sombra,
me la imagino incapaz
aunque no te vea caminar.
Miro hacia lo oscuro
oigo el crujido de tu latir,
tus ramas largas y trepando,
se que tenías la vida de una soga colgando.
desde hace tanto…
No se acercó nadie por miedo a verte
ni tú te acercabas hacia ti mismo
te habías ido,
te estabas escondiendo.
El amor y el pulso entre las manos se te iba,
que tormento,
eran todo gritos y silencios,
palabras de lejos que nadie comprendía,
luces largas que señalaban algún sitio,
dudas entre linternas que no alcanzaban a ver.
Tantos ojos, tantas manos
y nunca supimos leerte
y en braille nunca te dejabas.
Noto tu brazo frío aunque dicen que ahora no tanto
que antes lo estuviste más,
hacía tiempo que decías que no eras tú,
que no podías controlarlo,
que les querías mucho tío,
lo siento.
Fue tan difícil entenderte,
saber cuando decías la verdad
y cuando te engañabas para hablar con ella
que dudamos de estar escuchando
el cuento de pedro y el lobo.
Había algo siempre que no me hacía dudar de ti,
estar alrededor tuyo,
hablarte,
saber cómo estás.
Había algo que me decía que era mentira,
que todo en tu vida se tornaba manipulación.
No se que decir cuando ese salto fue delante de gente,
por qué no te quisiste ir solo,
a qué le tenías tanto miedo,
que fue lo último que pensaste,
por qué no te despediste de mi,
ni de Sergio ni de otra gente frecuente.
Se que no sabías (ni querías) aceptarte,
conocerte,
hablarte,
cambiarte
y asumir ese cambio.
Habíamos perdido el contacto
me gusto que me reconocieras cerca,
que me mencionases en tus conversaciones,
saber que alguna cosa estaba haciéndote bien,
te quise con todo el corazón y nunca dije nada,
porque te daba mucho miedo sentirte querido,
porque nunca lo viste a la vez
que no sentirte juzgado.
Yo solo quería verte bien,
quería ayudarte y cuidarte,
siempre había algo que me llevaba hacia ti
y ha sido últimamente cuando me he planteado acercarme más, confiarte más.
Te agradezco las conversaciones,
todo lo que me has enseñado indirectamente,
que te rieras siempre frotándote las manos,
tus planes lejanos, tus viajes,
tus chistes malos,
siempre dije que se metían contigo de más
y siempre pedí que te cuidarán y te preguntaran,
la vida te puso en nuestro camino para enseñarnos
paciencia,
cambio,
lo contrario al narcisismo,
miedo a uno mismo,
irte por no hacer más daño a los demás.
Aún no te has ido del todo y ya te echamos de menos,
solo tenemos ganas de llorar,
como me arrepiento de todo lo que no te dije,
de no ser más pesada a la hora de abrazar,
te quería siempre tan cerca y siempre huías
no sabía cómo acercarme para hablar.
Si me pillaste a la primera nunca lo decías,
se entendía perfectamente en las bromas,
en la forma de mirar.
Que lo último que hablásemos fueran mentiras
se me clava como palabras en la tráquea
como un hueso roto que no pueden reparar.
viernes, 5 de enero de 2024
creo q te vas hoy
La niebla era tan densa,
la luz era tan clara,
el árbol era tan alto,
la rama tan vertical,
la cuerda tan fina,
la piel tan gruesa,
la barba tan cortada,
el suelo tan gris,
el silencio tan ruidoso,
tus gritos tan silencio,
tus ojos tan blancos,
tu cerebro tan inconsciente.
Tu mirada tan perdida,
tu pulso tan parado,
la ambulancia tan tardía,
el secreto tan guardado,
los intentos tan repetidos,
los cabos tan bien atados.
La conversación tan perfecta,
el perdón tan extraño,
el te quiero tan vacío,
los amigos tan comprometidos.
El miedo tan agudo,
el guardia tan asustado,
la cuerda tan clavada,
el corazón tan parado.
La parada tan larga,
el oxígeno tan agotado,
el adiós tan acomplejado,
los amigos tan valientes,
el hospital tan vacío,
tu piel tan fría,
tu madre tan preocupada,
el médico tan especifico.
Las palabras tan complicadas,
el tirón tan planificado,
los pulmones tan vacíos,
la respiración tan falsificada.
Tu exnovia tan machacada,
tus amigos tan tristes,
yo tan inservible,
tu tan egoista, valiente, cobarde,
narcisista, empático,
ciclotímico, ansioso y depresivo.
Tu hueco tan vacío,
el de menos tan intenso,
tus contactos tan serenos,
tu prima tan comprensiva,
mi cerebro tan en negro,
tu familia destruida,
tu cuerpo en el cementerio.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
Anemocional
Como una caricia por todo el cuerpo, con el vello de punta y sintiendo el tacto del jersey. Soñando con tu respiración en mi hombro y un te...
-
Quien coño soy esta piel del color de siempre y el pelo que me tapa los hombros y desconozco al espejo. Yo que siempre tuve el pelo corto, ...
-
Como una caricia por todo el cuerpo, con el vello de punta y sintiendo el tacto del jersey. Soñando con tu respiración en mi hombro y un te...
-
Si pienso fijamente en lo que miro y hablo y digo lo que creo y escucho el pensamiento y esas voces que me dicen que a la vez nadie lo escu...