La niebla era tan densa,
la luz era tan clara,
el árbol era tan alto,
la rama tan vertical,
la cuerda tan fina,
la piel tan gruesa,
la barba tan cortada,
el suelo tan gris,
el silencio tan ruidoso,
tus gritos tan silencio,
tus ojos tan blancos,
tu cerebro tan inconsciente.
Tu mirada tan perdida,
tu pulso tan parado,
la ambulancia tan tardía,
el secreto tan guardado,
los intentos tan repetidos,
los cabos tan bien atados.
La conversación tan perfecta,
el perdón tan extraño,
el te quiero tan vacío,
los amigos tan comprometidos.
El miedo tan agudo,
el guardia tan asustado,
la cuerda tan clavada,
el corazón tan parado.
La parada tan larga,
el oxígeno tan agotado,
el adiós tan acomplejado,
los amigos tan valientes,
el hospital tan vacío,
tu piel tan fría,
tu madre tan preocupada,
el médico tan especifico.
Las palabras tan complicadas,
el tirón tan planificado,
los pulmones tan vacíos,
la respiración tan falsificada.
Tu exnovia tan machacada,
tus amigos tan tristes,
yo tan inservible,
tu tan egoista, valiente, cobarde,
narcisista, empático,
ciclotímico, ansioso y depresivo.
Tu hueco tan vacío,
el de menos tan intenso,
tus contactos tan serenos,
tu prima tan comprensiva,
mi cerebro tan en negro,
tu familia destruida,
tu cuerpo en el cementerio.
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