domingo, 29 de noviembre de 2020

Me siento alguien

Creo que me he dado cuenta de que verdaderamente te quiero y me haces bien cuando de viaje ha reventado una rueda.
Estabas tan calmado... 
Me has dejado abrazarte, me dijiste que no hacía falta ayuda que no querías que me manchara.
No me llamaste inútil ni me dijiste que solo estaba molestando ni que sin mi lo harías más rápido, que soy gafe, que maldito el día que saliste de casa, que para que viajarías conmigo, que tenías que haberte quedado en el sofá...
no,
te conformaste, apretaste el gato, te di la rueda de repuesto y seguimos el viaje cantando y acariciándonos el brazo.
Nunca me habían transmitido tanta paz.
Seguimos el viaje como si nada, 
te miraba mientras fumabas y creo que tenía las pupilas gigantes, porque me deslumbraba un poco más el sol.
Te miraba y no podía parar de hacerlo,
ni siquiera quería que lo hicieses de vuelta,
pero muchas veces lo hacías y me sonreías
“¿Qué miras?” “Lo guapo que eres”
y te volvías a reír y mirabas hacia la carretera.
Íbamos hablando de lo bonitos que son los pueblos perdidos en medio en los montes, que nos encantaría vivir perdidos por allí, nos gustan incluso las mismas casas.
Luego puse una canción que me vino a la cabeza,
de esas que pongo en grupos grandes de gente y nadie se sabe nunca, me miraste y dijiste que era de tus canciones favoritas y que también tenías otra de ese disco,
escribí “A...” para poner una nueva porque esa ya estaba acabando y dijiste que tu canción era “Amelie”. 
Nunca,
jamás,
en la vida,
sentí que alguien podría hacerme sentir más alguien.
Es decir, 
cuando pongo esa música me siento única y no me acaba de disgustar del todo, pero has llegado tú y me has demostrado que existo
y que somos iguales o por lo menos parecidos.
No creo en el destino,
pero me cuesta no hacerlo contigo.
Me pase un mes preguntándome que había sido de ti,
traté de encontrarte en las redes sociales...
eres de otra ciudad,
cómo me ibas a aparecer aquí en Tinder.
Tinder que ambos nos pusimos de casualidad para reírnos y hablar con gente, porque somos tan tímidos que no podríamos quedar con nadie,
pero nosotros ya nos conocíamos.
Desde el primer día tuve buenas vibraciones contigo.
Hoy en el coche te dije que no creía en el destino,
pero a veces a Vicky la cuento que creo que tenemos besos con gente ya predestinados,
entonces en cierta forma si que creía en ti.
Hablamos de que el universo había querido cruzarnos,
si no hubiese una pandemia,
ninguno de los dos estaría en Tinder 
y alomejor nos habríamos encontrado en el Riverland,
o en Palencia, o en León,
o alomejor un día casi me atropellas con el coche,
o nos cruzamos de fiesta y te hablo borracha,
o Vicky habla a Javi por Tinder y nos presentáis,
o estudio de lo que tú trabajas,
o te tengo que hacer una radiografía del brazo,
o vuelvo a mi pueblo y apareces con Jesu,
o mi hermano te compra el coche,
o mi tío coincide contigo y nos presenta,
o coincidimos un día en Saldaña,
o llevo mi coche a tu taller,
o soy guarda de los árboles que plantas,
qué más da,
íbamos a acabar juntos.
Estoy tan feliz de poder decirte esto
y que me digas 
“¿De verdad piensas en todas las formas que podríamos haber tenido de juntarnos?” y decir que si, 
que nunca me habían hecho tan feliz,
que nunca me había sentido así,
que me has hecho un hueco en tu casa
y tú te has hecho uno en la mía,
eres lo que quiero y lo que quería
y por eso te quiero, Pablo,
¡me has tocado la lotería! 

domingo, 22 de noviembre de 2020

Comemos mucho techo

Me tumbo en tu cama y me hago una bolita,
me tapas con la manta.
Me tumbo en tu sofá y me quedo dormida,
me tapas con la manta por si tengo frío.
Lloro delante de ti, 
me miras y me secas las lagrimas con las manos.
Nos besamos 
y me pegas a ti, me aprietas como si fuese verano,
sin ropa, asfixiados, sudando, calados,
ahogados, gimiendo, fumamos
y luego nos vamos a dormir.
Si duermo sin ropa tengo frío,
hace tanto frío en tu casa que me cala los huesos
y te despierto por la noche y te lo cuento:
“hace tanto frío que no me siento el cuerpo”
y buscas una manta, me abrazas por la espalda,
me acaricias el pelo y esperas a que me entre el sueño.
Si duermo en tu casa siempre es invierno,
pero a veces en tu cuarto es verano,
y en el salón, en la cocina, en el sofá, en el baño,
en la encimera o en tu coche, 
ahí no llegará enero. 
Si duermo en tu casa me acaricias el pelo,
me dices “te quiero”,
hablamos de amor mirando el techo.
A veces me planteo cuantas veces el techo habrá pensado que somos unos intensos,
luego pienso que el techo no habla
y que me alegro de que no cuente nuestros secretos.


Desgracia

Sinceramente no se qué hiciste de mi,
para que ahora tenga miedo a todo,
no sé por qué cuando te fuiste
no te llevaste contigo esta maleta 
de cosas inservibles que solo me hacen daño.
No sé cómo aprendí a querer tan mal,
pidiendo perdón por todo,
no dándome tanto, sino dándome tan de sí.
Me di tanto que me he roto
y ahora que tengo un buen amor ante los ojos
no sé cómo no tratarle como a ti. 
Quiero que no os parezcáis en nada,
que no me recuerde ni una frase a como fuiste pa mi,
me hiciste tanto daño
y me calaste tanto en el alma,
que no se como sacarte de aquí.
No te tomes como algo bueno el que no te olvido,
ojalá poder hacerlo y dejar de sufrir,
me duele el pecho cuando digo “te quiero”,
me duele porque lo siento y parece que es mentir.
¿Sabes que ahora no encuentro el amor donde no hay daño?
¿Sabes que si no me hacen llorar creo que no es para mi?
¿Sabes todo el puto daño que has dejado dentro guardado?
A veces creo que te sientes bien por haberme hecho sufrir.
Dándole la voz a tus amigos,
creándome complejos solo por vivir,
diciéndome que estaba loca y era una manipuladora,
lagarta, puta, zorra, intensa, agobiante...
todo era mi culpa y créeme que ahora lo creo así.
He arraigado tu personalidad a la mía,
esa teoría de que con quien te acuestas deja una parte de si en ti,
estoy segura de esa mierda
porque por desgracia ahora me recuerdo mucho a ti.
Si supiese por qué me esforcé tanto...
por que excusaba cada cosa mala que encontré,
por que no hice caso a lo que intuía,
por que no huí cuando tuve ocasión,
por que me volví adicta a tus mentiras,
por que qué me tratases como a un trapo y me quedé,
por que reía todas tus tonterías 
y no te odié porque a todas mis amigas mirases y cosificases el cuerpo.
No sé por qué permití tanto,
no sé por qué te deje enviar mensajes a gente desde mi instagram,
o acepté que el problema de que me molestasen los insultos (que no merecía por nada) era mío y no de los que me insultaban,
permití tanto, tanto, tanto 
y ahora me siento tan absolutamente mal...
que como te vea por la calle caminando,
hasta de calle me voy a cambiar.

jueves, 19 de noviembre de 2020

parlada

Ca vez que pensote nenu,
penso cas pavras botanme da boca 
e chamante: Pablo, Pablo,
ven chevame a casa, ven tráeme as manos,
ven chename bicos, ven quereme
e dime quei gustas de mi.
Ca vez que mirote esos ojinus,
ca vez que penso’n tu boca,
ca vez que dedicas tu tempo a mi cara
e diyesme muyerina oxala quedarme
oxala pasarme o tempo a tu verina
mirandoi como creces, comoi cuidas de mi
comoi dasme a mano e ríes, cascabelera...
Ca vez que miras la luna lunera acordaste de mi 
e dicesme que naide mirate comou fago,
que naide supo como demostrarte o amor
e que soi diferente a toda a xente que conociste antes.

martes, 17 de noviembre de 2020

esto si es bueno

Quiero que tu acento siga llamándome,
subo el volumen a posta porque echo en falta
escuchar tan cerca tu respiración,
nunca, jamás, en la vida, 
creí que algo sería tan sencillo
como aprender a quererte.

Es más, quiero dejar claro, 
aquí escrito explícitamente,
que quiero que no enseñes a nadie a robarme el corazón
y que solo quiero te encargues de cuidarlo y guardarlo
como un secreto, 
para ti solo.

Llevas tatuado en el pecho
con algo que no me cuesta ver,
una frase de “quiéreme sin importar peros”
y yo lo leí y te estoy queriendo casi sin querer.
No sé cómo calificar nuestros momentos,
la frase que te gusta y te define
“no te necesito pero me haces bien”,
quiero que me sigas acariciando el pelo,
echándome colonia de la tuya 
y diciendo que me quieres para comer.

No sólo me cuidas y me quieres, sincero
me consientes y me aceptas,
dices que mi amor no es intenso,
estamos rehaciendo todos los malos recuerdos
y con lo malo del pasado aprendimos,
que estamos aquí por quien no supo querer.
Teníamos tanto cariño guardado tan dentro
y ya sabemos donde poderlo meter,
que ya no tendremos el tanque del amor vacío,
haremos más de mil kilómetros juntos
y juntos nos van a ver,
no tienes miedo al compromiso,
te quiero tanto que me quitas el frio,
te quiero mucho y quiero hacerlo bien.



sábado, 7 de noviembre de 2020

saliva para las heridas

Siento que toda la gente de la que me encariño
es diferente a la demás gente
y cuando dejo de sentir cariño
vuelven a ser iguales a todos los demás
a fomentar esos prejuicios de ciertos grupos
a dejar de ser individuos pa volverse conjunto.

Desde que te conozco (aunque sea de vista) 
siempre pensé que eras bueno,
que tratabas muy bien a las chicas...
me acuerdo de cuando Nerea se ataba los zapatos
y tú le llevabas la mochila a clase.
Has sido muy bueno desde pequeño,
aunque tanta gente te considere un cabroncete.
Desde que nos sentamos el primer día a tomar café,
nos invitaste a cenar 
y te mostrabas transparente hablando de borracheras,
de viajes, de chicas, de la forma de tratarte y de tú tratar... 
siempre sentí que eras una parte de mi
con la que siempre sentía paz y calma.
Me gusta decirte que me transmites mucho amor,
y que me digas que yo a ti te transmito confianza,
me limpias las lágrimas
(siempre lo he considerado importante)
y me dejas abrazarte cuando estás triste.
Nunca me he acostumbrado al amor de contacto,
cuando estás con mucha gente siempre te pones a mi lado,
no te da vergüenza abrazarme,
darme la mano por pueblos donde nadie nos conoce,
presentarme a quien sea...
Eres el amor que siempre he buscado,
eres la forma de romper todos mis prejuicios 
la excusa perfecta para huir de casa
para reafirmar mi creencia en el amor.
Te quiero y me siento plena pensándolo tan rápido,
no es dependencia, no te necesito,
pero me encanta estar contigo,
me encanta pasar tiempo juntos,
cenar, jugar, comer donetes, ver cars,
dejar a medias cars, ver la tele, encender la chimenea,
viajar en tu coche, hablar con tu madre,
buscarla en google, saberme tus apellidos,
que tu hermana me quiera conocer,
poner excusas para querernos otro rato,
que las cosas nos salgan mal y nos cuidemos,
quiero hacerte muy feliz
y que mi amor sea como saliva para tus heridas.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Bonoloto

Echas palos a lumbre
dices que si no se acaba el calor,
te apoyas de cuclillas mirando la leña
me das la espalda tumbada en el sofá
y de repente te giras y apoyas en mi tus brazos
y me miras agachado y miras el suelo
sigues sonriendo un rato 
y me miras,
me miras tan bonito que te beso,
dices que te desconcentro,
que me quede a dormir y ponga de excusa el tiempo.
Me siento a diez abrazos de ti 
y los recorres encantado,
me abres la puerta del cuarto 
y me haces un tour por tu hogar.
Me besas como me gusta que me besen,
me acaricias como solo tú acaricias
y tus manos son tan grandes,
que me coges mil estrellas desde la cornisa.
Te compro el tabaco,
me recoges y cenamos pizza,
te doy la mano en el cambio,
me apoyas en el muslo las cosquillas. 
Dices que te gusta cuanto hablo,
pones en la tele lo mismo que yo pondría,
a Kaydy en tu coche siempre vamos cantando,
creo que nos ha tocado la lotería.

Puente

Me siento en tu sofá como si viviese allí de siempre,
me miras de reojo, estiras la mano y me coges la pierna
o la cara o la mano,
o lo que pilles más a mano.
Me gusta tu cara cuando me miras fumar,
cuando levantas la ceja como “¿Quieres?”,
cuando dices que me tienes un poco de cariño,
dormimos juntos y me abrazas.
Te digo que tengo frío,
coges una manta,
me regalas tu sudadera,
mientras duermo me quitas la goma del pelo 
y te la pones como pulsera
-ahora la llevas en el cambio del coche,
donde siempre nos damos la mano-.
En el idioma del amor esa goma es nuestro vínculo
y tú dices que no quieres que se rompa,
que eres fiel creyente de que el amor existe
y que quieres ir suave
y a la vez que desde la salita nos oigan.
Me despiertas con caricias
y me recuerdas a Luis Alberto de Cuenca,
porque dices que quieres empezar conmigo el desayuno.
Me hablas de León,
te digo que contigo me siento como en casa,
me hablas de inseguridades, 
de celos, de gente farsante...
y solo me imagino que te cuido
que nos mudamos a alguna parte
y me dices que te gusta esa frase de 
“Creo que nuestros futuros son muy compatibles”
y que además te gusta que pensemos tan igual.
Me gusta pasear en bragas por tu pasillo místico,
tener que abrir suave la puerta por si está despierto tu primo,
pasar corriendo con tu sudadera 
y tratar de no hacer ruido.
Me gusta que nos la sude molestar a los vecinos,
que hagamos pactos y digamos que no somos amigos,
que me abraces dormido,
que me beses con cara de niño.
Me gusta que digas tanto siempre y nunca,
que te rías cuando hablo de tener hijos,
que me digas que mis planes no se han ido tan lejos de su camino.



Anemocional

 Como una caricia por todo el cuerpo, con el vello de punta y sintiendo el tacto del jersey. Soñando con tu respiración en mi hombro y un te...