Como si se me fuera una bocanada de aire,
cada vez que me miras con tus aires de grandeza,
sabiendo lo que tú harías en mi lugar,
ves mis viajes una oportunidad de infidelidad,
de fidelidad a ti mismo y a tu orgullo,
a tu ego tapado por ese amor superficial,
no se a quien, pero a ti mismo.
Donde taparías cada boca y cada agujero,
con lo asqueroso de tu cuerpo,
porque no ves más allá
y todos somos un alma
aunque tengamos brazos y pelo,
todos somos un alma,
aunque nos queráis tapar con un cuerpo
y el asco que tengo,
el calor escueto,
se me cae por los bordes cuando mencionas el sexo.
Miras con ansia,
abres la boca con deseo,
si te digo que me gustan las mujeres,
ardes por dentro,
imaginando como me llenan con falos y dedos,
porque por supuesto no tenemos un orgasmo sin eso,
básico, tosco, guarro y enfermo.
No me ves,
no me ves, no me ves, no me ves.
En esta sociedad que me desnuda,
no me ves.
Me haces preguntar obscenas,
miro a otro lado y no respondo,
en época de internet te crees que voy a responder eso,
busca porno en tu casa,
deja de preguntarme por morbo,
si dices a tu novia de lo que hablas,
no duráis ni otro asalto.
Que asco dan los hombres,
cuando se les atraviesa el sexo por el medio.
Arrugo los dedos de los pies cuando te escucho,
por no expresarte explicito lo que siento.
Que grima imaginar
que quieres una conversación con respuesta,
que horror, que falta de respeto.
¿Dónde están los hombres que te hablan sin querer metértelo bien dentro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario