Me tumbo en esta hamaca viendo las hojas moverse y a veces alguien resuena de fondo preguntando si me aburro, como si la vida fuese siempre movimiento efusivo y acelerado. Como si el trabajo y todo aquello que nos saca las ideas de la mente fuese nuestro estado ideal. Cuando no frenamos, cuando no estamos quietos, la vida fantástica bajo una manta bien gorda y oscura que nos cubre de la luz de la tranquilidad y la quietud contemplativa. De vez en cuando lo pide el cuerpo: una ducha larga, un café al sol, una hora en silencio al lado de un amigo, un abrazo largo y silencioso, el sonido de las hojas mecidos en una hamaca, un bebé mecido en brazos a punto de dormir. El mundo a veces es sencillo y no nos lleva el corazón a todo lo que da, pero las sangre nos llega mejor, pensamos más claro, aunque tampoco hace falta pensar mucho, solo estar. Miro a los demás como por encima del hombro sin quererlo, cuando con ese estrés absoluto me miran al trabajar, pregunto qué tal y dicen que trabajando bien, que así tienen la mente ocupada.
lunes, 3 de abril de 2023
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Anemocional
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