jueves, 14 de noviembre de 2024

Manos rugosas

 La rugosidad de unas manos que son incapaz de olvidarse, no nos las puede quitar la sensación de las manos suaves. 
El hueco que teníamos al dormir, no se me va ni durmiendo con alguien con quien duermo agusto.
Tu olor, tu pelo y tus ojos,
esa forma de mirarme que grabé,
soy incapaz de sacármelo de la cabeza, 
por mucho que sienta un amor bueno como el tuyo,
en otra persona que no es tu carne.
Los huesos los lamo porque a ti te gustaban las migas de pan y junto te comías los muslos,
mi boca, aunque poco,
con otros besos tampoco se me pueden olvidar.
Es la sensación que tuve aquel marzo,
aquel conflicto tropical,
donde pensaba que nunca iba a pasar el tiempo,
lo que pasó fue que la venda se me arrancaba,
a medida que la vida pasaba, que no había mejoría,
que había promesas que no se cumplían.
Que el amor no todo lo puede 
y debo decir que como amigo te he querido siempre,
como pareja… 
No sé si mentir es tan grosería. 
La vida pasa con tiempo y no quiero meterle prisa,
aunque quiera seguir teniendo tu afecto,
porque el mío siempre lo tendrás,
por mucho mal que te haya hecho algún día. 
 Siguen sin querer tus colmillos en alguna parte de mi cuerpo clavados y se inventan la sensación que encontraron en otras manos y en un bosque lleno de sombras vi tu pecho que parecía buscarme y había dos corazones parados donde uno era el tuyo. El alma que teníamos a los pies, la tuya se desprendía y buscaba un recipiente donde meterse para después ir a buscarme y encontrarme en ese abrazo, en esos ojos, en un niño que no es pelirrojo pero eres tú y ese abrazo entre las sombras donde te vislumbro y casi te siento. A todo el mundo le cuento tu voz y tus gritos y se me olvida hablar de lo pequeñas que tenías las manos y de cómo te miraba con tristeza, empatía y ansia pura de comprensión. Porque te miraba para arrodillarme para que quisieras tirar de mí y no hacerme daño porque era como adoración a la virgen y que vieras claramente un te quiero que nunca se me separo de los labios. Envidia pura de romperme las uñas y haber sido yo la llamada, feliz de ser la última en saberlo todo, algo siento mezclado al haber comprendido desde tanto tiempo que algo no estaba bien. Culpable de no haber hecho nada. Irresponsable de saber que no supe o pude hacer más. Desde el minuto uno que hablamos y no coincidió en absoluto que algo nos quisiera poner en el camino, hasta verte después de muerto cuando me dijiste que todo estaba bien, que allí tenías paz, que todo era mejor, que querías hablar con nosotros y no habías podido. Lo sabías todo porque eras muy listo, lo sabías todo y nunca supe ni sé si sabré lo que tú pensabas y siento que en el fondo de mí te conocía y te pasaba lo mismo. He buscado en otros sitios lo que tu me hubieras podido dar. Como intento de cerrar el círculo, como intento de sentir algo, de hacer que te pudieras quedar. Te siento cerca a veces, no quiero que pase un año, siempre en mi mente tienes un altar. Ojalá todos te hayan perdonado. Ojalá ojalá ojalá. 

Anemocional

 Como una caricia por todo el cuerpo, con el vello de punta y sintiendo el tacto del jersey. Soñando con tu respiración en mi hombro y un te...