Como si me recogieras el corazón
con las manos, con la boca
cada vez que no me decías que no
cada vez que pensaba no es el momento
pero es la persona
y no tenia muy claro de que en verdad
tu tuvieras claro que me habías dejado
porque no acabábamos de dejarnos en paz
y lo que si tengo claro
es que nunca te van a querer como te he querido
(aunque no asuma que ha sido del todo
amor, sino dependencia).
Tengo tanta fe de que estamos hechos el uno
para el otro
que prefiero catalogarte de tonto,
inamaduro, que no tienes las cosas claras,
que asumir que soy yo quien no las tengo
porque me duele tanto
que no me quieras,
que no sepas valorar todo lo que he hecho
y sigo haciendo por ti,
para que estes bien,
para que la siguiente persona con quien estés
(porque a la vez asumo que no seré yo)
te trate bien y tú lo hagas bien también,
para que no lo hagas como conmigo
(porque te odio y se que no me has querido bien)
que me taladra el pecho,
me arrancan las taquicardias como motosierras
como garras por dentro,
joder como me duele,
no me dejas respiras.
Cada día que nos miramos
porque de vez en cuando nos seguimos viendo
por desgracia nuestro grupo es el mismo
por suerte nuestro grupo es el mismo
y de vez en cuando nos seguimos viendo.
Hasta que me quiero ir,
hasta que solo pienso en arruinarte la vida
y arrancarte dedo a dedo todas las manos
para que nunca acaricies a nadie
que no sea yo.
Para que nunca demuestres
(como a mi nunca lo hiciste)
tu amor con tus caricias.
Que follar y llorar y quejarme era una mierda
que follar y llorar y quejarme era rutina,
que follar y llorar y quejarme era tu vida.
Que no tengo ni idea de qué querías de mi,
de por qué a veces me decías que me querías,
de por qué me dejaste de dar las buenas noches,
de por qué decidiste ese día y ese momento.
Y además luego por qué me seguías hablando.
No
se
que
querías
de mi.
No me enteraba de nada,
pero decías que te gustaba estar conmigo,
aunque me comía tus migajas,
me abrí el pecho y te di mis costillas
para que te acomodaras.
Al final asumí tu narcisismo,
al final asumí como te subía el ego,
como querías que te acariciaran el pelo,
como querías que no hablara cuando tú madre si lo hacía.
Fue muy difícil para mi
y ahora lo veo.
Tres meses adelgazando
llorando, sin comer, llena de granos.
Me saco del pozo un viaje a la playa,
dormirme de llorar en los asientos de atrás
con mis amigas.
Me saco del pozo mi madre,
diciéndome que no podía seguir así,
que estaba echa mierda,
que tenía que salir,
que nos fuéramos de viaje.
Me saco del pozo una serie,
cuando deje de ver que íbamos a volver juntos,
porque a la chica su novio no le dejaba salir
de fiesta
(tu a mi no me dejabas beber)
y dije:
mi relación era así,
¿mi relación ha sido tóxica?
y me cambio la cabeza.
“Hola” les di la mano a mis amigas
“quiero volver a presentarme, soy Carmen”
y aquel septiembre,
después de dos veces que me dejo
y por fin en mi cabeza fue oficial,
salí del pozo.
La vida ahora es fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario