pero me voy fijando en los pequeños recuerdos que nos quedamos.
Supongo que es una forma de no olvidarnos de las pequeñas cosas,
tu, que tienes la manía
o la mala memoria,
de olvidarte de las fechas importantes.
Tu, tienes el detalle de guardar mis gomas de pelo
de encontrarte por casa mis calcetines,
de ir recogiendo mis medias
y comprando los dulces que me gustan,
tu que te olvidas del día que nos conocimos
pero te acuerdas hasta cómo iba vestida,
tu que no eres de números ni letras,
me dedicas las mejores dedicatorias de amor
con lo que haces.
Nunca te lo he dicho,
pero guardo el azucarillo del primer día que viajamos lejos,
ese día me di cuenta de que te quería
y me dijiste que ojalá siempre fuese tu copiloto,
que fue una preciosa forma de demostrar tu amor.
Guardo el primer billete a tu pueblo,
era noviembre y me bajé en la parada que no era,
pero viniste a buscarme riéndote
porque siempre hago las cosas mal
(pero nunca te molesta),
dices que soy la alegría de la casa,
porque allí siempre hay que hacerlo todo bien
y yo tropezándome,
deshaciendo la cama
y comiendo en el sofá,
deshago toda perfección establecida
y dices que prefieres la cama deshecha
porque eso significa que dormí contigo.
Guardo el ticket del regalo de tu cumpleaños,
porque nunca supe si ibas a querer cambiarlo,
pero te gusto mucho y te lo quedaste,
supongo que el ticket dice que me acordé de ti,
no solo lo que cuesta
y que unas vacaciones busque por las tiendas,
porque no podía no pensar en ti.
