Se ha llenado mi habitación de aire irrespirable,
se ha caído el pasillo por soportar tu sombra,
se quejan los vecinos del ruido y de que a mí
-y no a ellos-
se me ha venido el techo encima.
Mencionan una carga de palabras,
dicen de reproches y no se qué significa,
porque un silencio no es eso
y es lo único que cargo esta semana.
Dicen que ven fantasmas por el pasillo
y es que cuando salgo,
paseo tan deprisa que parezco levitar.
Quiero escapar del tiempo a la vez del pensamiento,
olvidar respirar.
Se quejan los vecinos del tormento,
cada vez que oyen mi llanto hay desconcierto.
“A esta chica le han dejado el corazón abierto.”
(y por abierto me refiero a que me lo acaban de sacar).