jueves, 30 de abril de 2020

Quitarme el miedo a nadar en lo profundo


Un suspiro tuyo se ha quedado en bucle
y tengo la calma anudada al cuello,
aprieta pero no ahoga,
aunque necesito tu voz para quitarme este dolor.
No quiero decir que soy dependiente de ti
-porque sería mentira-
pero qué comodidad
que me estés cuidando.
Se te nota en los pasos,
que caminas para buscarme,
pero no es amor lo que veo en tus ojos
si te miro.
(Viv)im(o)s en la intensidad adolescente,
con la creencia infinita de que todo es infinito
y no sé a que ficha apostar.
Comunes ideas con sus prejuicios
o tu forma hasta mi casa
de caminar.
No sé en qué quedan mis deseos
que son tan fieles a tus dedos
que tienen miedo de innovar.
A lo mejor han innovado tanto
que se han encontrado,
porque decir que te quiero
fue como volver a mi hogar
y nunca me había sentido por dentro
como si al abrazarme me supiesen salvar.
Llevo tanto tiempo con un corazón
sustituido por un témpano
que no imagine que por teléfono
alguien lo supiese licuar.
Has hecho de mis sentimientos océano
y siempre dices que quieres enseñarme
a nadar en lo profundo del mar.

martes, 21 de abril de 2020

Tus ojos


Más que la niña de mis ojos
eres la de los tuyos,
todo aquel que te conoce
siempre llega a destacar
que tienes una mirada que te llena,
que se clava,
que tienes los ojos tan oscuros,
que es difícil no mirar.

Siempre escuche
que no son los ojos,
sino la mirada
y siempre destaca tu forma de mirar,
tan oscura y tan de niña,
tan sincera
y tan perdida,
con un brillo que no miente
y transparente cual cristal.

Se ve el alma
a través de las pupilas,
tienes el abismo al corazón abierto,
y cuando sonríes,
ay, niña, cuando sonríes
-que siempre lo estás haciendo-,
se te forman las arrugas más bonitas del mundo
y brilla tú iris,
quien fuese imagen para vivir en tus ojos,
quién reflejo del espejo,
quién tus gafas que tienen la suerte
de rozar tus pestañas.

Viviría a un palmo de tus ojos,
por mirarlos a mi antojo
y tú sonriente y achinada,
tan guapa,
mirándome feliz.

miércoles, 8 de abril de 2020

Agua salada ocular


He vuelto a leer los poemas
que hace tiempo rememoraban tu cara
y me he fijado en que ya no tengo miedo al vacío,
sino a olvidar cómo funciona el amor.
Porque tengo las dudas haciéndose preguntas
y no encuentro respuesta en tus respuestas,
porque sé que son mentira,
porque no me aclaran nada,
son un grito al precipicio donde has ido
y has suspirado.
En ese vacío que has soltado,
has llenado el espacio que había
entre los dos acantilados de tu pecho y el mío,
pero se ha terminado por derrumbar
y más que unirnos los sentimientos,
han abierto una brecha
y corre por el medio un trozo de mar.
Me dices que conmigo te apetece hacer música,
haz una oda al agua salada ocular.

domingo, 5 de abril de 2020

Incompetencia


Tengo los huecos llenos de debilidades,
o las debilidades me hacen huecos,
con las venas descubiertas,
metes el dedo y empiezo a sangrar.

Nunca me hago esa pregunta,
por qué lloro si me agobio
o que es lo que me agobia.
La culpabilidad,
el sentimiento de nadería,
la infravaloración del entorno,
la incompetencia sería la palabra.

Tengo pánico al sustantivo,
a que después de hacer algo
me digan que no sirvió para nada,
que no está bien hecho,
que mejor otro en mi lugar.

Incompetencia en los sentimientos,
en los estudios,
en el trabajo,
en el salón de casa.

Y llegas tú,
con tus preguntas y tus mil formas de pedir perdón sin decirlo
y no te quejas de que por todo lo que hago mal pida disculpas,
y te pido perdón por no ser suficiente
y me acaricias la cabeza y me sonríes
y me dices “no pasa nada”.

Como todas las veces que me siento incompetente,
lloro,
porque no se reaccionar a esa palabra,
aunque me hayas dicho que “no pasa nada”,
y sea la única respuesta que quería escuchar.

jueves, 2 de abril de 2020

Taquicardiassss


Es una mierda,
ya no poder hablar desde el amor
porque miro tu cara a través de las taquicardias
-sigo hablando desde el corazón-
pero ya no se quién manda.
Marca mi electrocardiograma
un tremendo vacío desde que no te veo,
y tengo más dolorido el pecho
por imaginarte soñando otro cuerpo.
Cefalea hemicraneal
por tus recuerdos,
por mis imaginaciones y mis celos,
junto con mi aspecto de esquizofrenia,
es exceso de echarte de menos.
Que dañino es el te quiero
si se queda entre mis dedos,
no puedo acariciarte porque estas lejos
y no llego.
Se me han secado los labios
desde que no tengo tus besos
y mierda,
tengo la piel tan suave,
el pelo tan brillante,
la sonrisa tan bonita
y estoy entre el pánico y el olvidarte.
No quiero no quiero no quiero
que tengas otras manos
ni que roces otras camas
ni que cuides de absolutamente nadie
te quiero para mi en carne y alma
con todo el egoísmo
y la responsabilidad que conlleva
quiero hacerme herida y que me lamas,
quiero que decidas siempre quedarte,
tengo los versos de otros poemas
de otros poetas atados a mi.
Porque leo y solo puedo recordarte
y esta Benedetti con ‘Las manos’
y Elvira Sastre con ‘A la mierda el conformismo,
yo no quiero ser recuerdo’.
Y en este vacío en el espacio,
que solo vivimos de recuerdos,
¿Qué recuerdas de mi cara?
¿Qué piensas al oír mi nombre?
Ahora que más me da, si no son mis manos,
las de la última mujer que tomaste roce.
Odio mis celos y odio tus manos,
y tus besos y tus brazos,
porque no están con los míos,
porque no estamos cercanos.
“En verdad no podría odiarte,
porque odio casi como quiero,
y contigo siempre he sido a doble o nada.”






Anemocional

 Como una caricia por todo el cuerpo, con el vello de punta y sintiendo el tacto del jersey. Soñando con tu respiración en mi hombro y un te...